El sello Paradiso Ediciones acierta al publicar la segunda entrega, en formato de narraciones cortas, de la autora de la novela Tacurú.
Una decena de narraciones cortas le bastan a Ernestina Perrens (1965) para ratificar las virtudes de su estilo, electrizante y “atrapa-lectores”, que ya apreciamos cuando su debut editorial, en 2020, con la fascinante novela Tacurú, también publicada por Paradiso.
Si bien la literatura no tiene por misión la representación de lo que apreciamos como la realidad extraliteraria, sino que nos habla desde sus propios términos e imponiendo sus condiciones para el acceso y estancia en sus múltiples universos -al estilo de la conocida expresión “la casa se reserva el derecho de ingreso y permanencia en el local”- hay autores como la Perrens que saben muy bien cómo introducirnos en el sanctasanctórum y que lamentemos llegar a la puerta de salida que es la página 76, la que da a la calle.
Otra vez aquí, nos decimos, y también nos preguntamos qué quedó atrás, al cerrar el libro. Al comienzo del párrafo anterior nos referimos a la literatura como no representación, pero sin embargo recorriendo Cáscara negra nos asalta insistentemente la sensación de estar viviendo situaciones, conociendo a personas, implicándonos en sus conflictos, aborreciendo a unas y sintiendo lástima, repulsión y hasta afecto por otras; quisimos huir, en algunos casos, de trances en los que nos involucra la autora (afortunadamente, no lo logramos). Estuvimos en diez estancias e instancias donde Perrens pone en juego sus buenas dotes de narradora para confundir, en la primera acepción que brinda la RAE del verbo transitivo, factores diversos de manera que no puedan distinguirse con exactitud sus límites precisos, qué elemento pertenece a lo extraliterario y cuál al arsenal propio del género.
El resultado es la inmersión en una dimensión única, que sugiere pertenecer a ambos mundos a la vez. Una diégesis bien calculada, con la precisión propia de las ciencias exactas y duras, para alcanzar el estado de ilusión de realidad, cuando definitivamente los caracteres delineados por Perrens no han existido nunca y probablemente nunca lo harán; cuando Camila, la pintora callejera de “Cielo de marfil”, jamás encontrará en una caja de zapatos tirada en la vereda las fotos de una familia japonesa y nunca estas la inspirarán para pintar dos murales en sendas paredes de Buenos Aires. Cuando la protagonista de “Algo de la eternidad” de ningún modo se reencontrará con Martín y se sentirá invulnerable acunada por su sombra, ni Paulina, en el cuento que titula su nombre, hará nada para no quedarse dormida y de esa manera espantar la modorra y habitar siempre el Ypacaraí.
Refuerza la ilusión brindada a manos llenas por Ernestina Perrens su estilo quebrado -no quebradizo, porque sabe muy bien de consistencias, eso es seguro y permanente a lo largo de todo el volumen- que conoce dónde abrir grietas de silencio, allí donde exactamente hay que ponerlas, para que la sugerencia y el toque preciso de la alusión casi imperceptible empoderen lo dicho con lo no expresado, al modo como en una partitura lo silente colocado entre acordes continuos se encuentra pleno de sentido, nunca vacío, siempre necesario, indispensable para lograr el molto vivace que busca y encuentra siempre la autora.
Como en el conocido juego de infancia, Perrens le cubre de momento los ojos al lector, en realidad, parcialmente, para repentinamente quitar de ellos las manos con las que escribe y posibilitarle la visión inesperada de los giros que ha tomado su narración, nunca con sorpresas altisonantes, pero sí contundentes. Y lo hace de modo parejo en diez narraciones que carecen de altibajos, ripios e innecesarias descripciones, prácticamente sin defectos.
Un logro más, Cáscara negra, donde el suspenso y la intriga que nos gustaría que salpimentaran un poco más el mundo real, juegan a sus anchas en el terreno que les resulta favorito: la buena narración de impecable factura.
La autora
Ernestina Perrens nació en Buenos Aires en 1965. Es coordinadora de talleres literarios. Finalista del Concurso Literario Internacional de Cuento Ángel Ganivet (Finlandia). Fue galardonada con el Tercer Premio de Cuentos por la Legislatura Porteña”. Bajo el sello Paradiso Ediciones, en 2020 publicó la novela Tacurú, que fue traducida al portugués y será publicada en Brasil en 2023.
Ernestina Perrens, Cáscara negra, Paradiso Ediciones, Buenos Aires, 2023, 80 pp.