Perú, de la escritora peruana Teresa Orbegoso, ganadora recientemente de los Estímulos Económicos para el Libro y el Fomento de la Lectura que otorga el Ministerio de Cultura de su país, acaba de publicar su quinta edición en España, gracias a Libero editorial, que dirige la escritora española Inés Martínez García. Compartimos las palabras que la escritora y filósofa peruana Luz Ascarate, radicada en Francia, dedicó al libro. Como saben nuestros lectores, la poeta estuvo radicada en Argentina por más de quince años.

Nombrar el Perú

Este poemario es la representación auténtica de aquella labor originaria e inagotable de la poesía que puede ser comprendida mediante el acto de nombrar. Se nombra lo que se necesita nombrar, no solo porque lo que requiere ser nombrado no tiene aún nombre, sino, y es acaso ahí que esta labor se hace más urgente, cuando el nombre ya no tiene sentido, porque ha caído en desuso o porque la realidad cuyo significado emitía está ahora quebrada. Cuando se hace pues urgente el nombrar, no se puede nombrar lo ajeno, se nombra desde lo propio. Y Teresa Orbegoso nos invita a nombrar con ella al Perú. Este acto de nombrar desde lo propio se manifiesta aquí a través de tres vías distintas pero comunicantes, comunicantes como la de los ríos profundos en los que se inspiró Arguedas para dar título al libro de donde es tomado el epígrafe que da inicio a este poemario. Arguedas también intentó nombrar al Perú, consiguiendo abrirnos las puertas de sus múltiples nombres para invitarnos a nombrar como quien se desplaza entre sus diferentes caminos. Teresa Orbegoso nos permite embarcarnos en estos caminos que ella ha aprendido a hacer suyos desde el refugio y desde la huida.

Desde el refugio, porque habitar el Perú no ha sido, para ella, simple. Ella ha encontrado su voz, como adivinamos en esta lectura, en un Perú entre guerras. Lo rugoso de la patria la ha alcanzado para quebrarle la voz, para enseñarle a no callarse y a alzar la voz más aún quebrada. Desde la huida, porque es desde lo ajeno que ha debido también hacer patria, ha debido nombrar el Perú ahí en donde ya no había Perú, desde fuera del territorio, más allá de sus fronteras espaciales, pero también, y más aún, más allá de sus fronteras temporales, desde el no-lugar que aparece cuando se quiebra la historia. Frente a la realidad quebrada, la voz aprende a trenzar fragmentos. Tres voces son así trenzadas a lo largo de este nombrar, voces cuya multiplicidad responde a la realidad que se nombra, porque el Perú es todo menos una voz unívoca.

Una primera vía es delimitada por la multiplicidad de los lenguajes que lo habitan; encontramos así palabras incrustadas que evocan lenguas que se hablan en el Perú y que son distintas al español, lenguas que parecerían nombrar desde la periferia, pero que, en realidad, nombran desde el fundamento, desde la esencia. El español no es nombrado en este inventario de idiomas, puesto que es el que se utiliza en las otras dos vías para nombrar con la imagen poética y con la metáfora. Esto parece indicar que lo que exprime al Perú no es tanto lo que se dice en español, pero lo que se calla en achuar, en aimara… en quechua… en shiwilu…. en wampis. Una segunda vía es constituida por una historia genealógica de los que han nombrado al Perú, con sus voces, con sus cuerpos, frente a una voz poética que se descubre en los pliegues de la ciudad, que hablan también de una mujer del cerro, como de Micaela Bastidas, de los Apus como de la materialidad de un cuerpo hecho de sus muertos. Una tercera vía es abierta por la historia personal de la autora, historia donde los personajes principales son anunciados en la dedicatoria del poemario: su madre, su padre y sus hermanos. Nombrar al Perú es nombrar primero al padre, porque él está presente en esos cuerpos que han debido darlo todo para constituir el cuerpo eterno de la patria: darlo todo, del trabajo hasta la vida. Pero este padre se transforma, en el amor del hogar que lo nombra, en el gesto artísticos de sus hijas, para volver imperativa esta no-obligación de amar en tiempos de guerra. Esta tercera vía es, en cierto sentido, la que conecta las dos vías precedentes trenzando, así, entre otras distintas vías: la vía del lenguaje con la vía de la historia, la vía del decir con la vía del silencio, la vía de los vivos con la vía de los muertos. Pero esta tercera vía surgida del testimonio personal conecta, sobre todo, el Perú que habitamos con la historia personal de cada uno de nosotros, lectores, porque la historia de Teresa Orbegoso es compartida por medio del poema para decir una verdad de cada una de nuestras historias: que en el fondo se trata de aprender a amar, y resistir en el amor, sobre un suelo profundamente roto. Perú se nombra desde su significante vacío para hacer significado en la carne viva y en un cuerpo en movimiento, en la apertura de un lugar que no es sino más allá de la afirmación de la identidad: lo vacío no quiere aquí decir la ausencia de sentido, sino la condensación de una gran riqueza de sentido que no puede expresarse en un solo significado, como en el de patria, en el de nación o en la frontera. Se trata de nombrar al Perú dejándose ser –en la desnudez más propia, que este poemario logra convertir en desnudez compartida– para aprender a estar.

Teresa Orbegoso, Perú, Libero editorial, España, 2023, 78 págs.
Imagen de la cubierta: Nuria Pazos Cuadrado
ISBN: 978841266721
PVP: 10 €

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Sobre El Autor

Luz Ascarate es filósofa y poeta peruana. Doctora en filosofía y ciencias sociales, es autora de los poemarios Lo irreal intacto en lo real devastado (2020), La redención del pishtaco, o la máquina del movimiento perpetuo (2021) y De la musique (2021), y del ensayo filosófico Imaginer selon Paul Ricoeur. La phénoménologie à la rencontre de la philosophie sociale (2022).

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