Por decreto nº 7144, del 24 de mayo de 1955, el Presidente de la Nación en reemplazo de Gustavo Martínez Zuviría designó a José Luis Trenti Rocamora. Pero Trenti Rocamora no llegó a este organismo como nuevo director sino en carácter de interventor y su permanencia fue breve, apenas si duró dos meses y cuatro días corridos.

Trenti Rocamora

Trenti Rocamora

 

Por este decreto, a Trenti Rocamora se le encomendaba la misión de reorganizar los servicios de la misma, para adecuarlos a las normas especificadas en las consideraciones precedentes y proyectar las modificaciones legales y reglamentarias que procedan para establecer un servicio integral de la bibliografía nacional, según consta en el Boletín Oficial (Buenos Aires) a. LXIII, 1955. Este decreto lleva la firma de Juan Domingo Perón y fue refrendado por el titular del Ministerio de Educación, Armando Méndez San Martín.

Aunque las facultades de Trenti Rocamora cuanto menos eran equiparables a las de director, durante muchos años fue excluido de las nóminas de directores dadas a publicidad por el Ministerio de Cultura y Educación, la Secretaría de Cultura de la Nación y la misma Biblioteca Nacional. En oportunidad de publicar sus Aportes para la historia de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires en 1997, el propio Trenti Rocamora se lamenta de estas omisiones diciendo: Y yo mismo, que fui designado interventor, tampoco en ocasiones figuro.

Pero la ausencia de Trenti Rocamora no es la única verificable en las antiguas nóminas de conductores difundidas. Raúl Touceda, designado director en reemplazo de Trenti, tampoco aparece o si aparece es de manera inexacta.

Raúl Touceda

Raúl Touceda

 

A pedido del propio Touceda, voy a salvar un error que mucho le molestó. Tuve oportunidad de conversar telefónicamente con él varias veces y en una de éstas me comentó que no se explicaba en un autor peronista, como lo es Horacio Salas, que lo escrachara como funcionario al servicio de la dictadura militar, instaurada a raíz del golpe de estado del 16 septiembre de 1955.

En la segunda historia oficial de la Biblioteca Nacional, publicada durante la gestión de Oscar Sbarra Mitre y Nicolás de Vedia, en el capítulo principal dedicado a su pasado, Horacio Salas dice:

En los últimos tiempos del gobierno peronista y en forma coincidente con el enfrentamiento del régimen con la Iglesia, Martínez Zuviría fue separado del cargo, designándose, en carácter de interventor, a José Luis Trenti Rocamora, quien se mantuvo en funciones muy poco tiempo, hasta el golpe militar de septiembre de 1955. Interinamente, y hasta el arribo de Borges algunos días después, la Biblioteca estuvo a cargo del abogado Raúl Touceda como una suerte de interventor revolucionario

Como a continuación lo documentaré, Trenti Rocamora no permaneció en funciones hasta producirse el golpe de estado, denominado Revolución Libertadora, Touceda no fue designado por el gobierno militar y tampoco lo fue en forma interina.

En el expediente nº 67.257/955 del Ministerio de Educación-Dirección General de Cultura, conteniendo la renuncia presentada por Trenti Rocamora, figura copia del decreto nº 11.918 del 28 de julio de 1955, firmado por el presidente Perón y el entonces nuevo ministro de Educación, Francisco Marcos Anglada.

Ese mismo día 28 de julio Perón y su ministro Anglada dispusieron comunicar y publicar el decreto 11.920 por el cual se nombró Director de la Biblioteca Nacional a Raúl Touceda quien en el ejercicio de su labor orientará su gestión ajustada a las previsiones contenidas en el decreto nº 7.144 del 13 de mayo de 1955. El mencionado decreto dice en sus consideraciones:

Que la Biblioteca Nacional constituye un alto organismo de cultura pública cuyo desenvolvimiento enraíza en los mismos orígenes de la nacionalidad;

Que en el curso de los años esa relevante institución coadyuvó a la formación de generaciones de argentinos dentro de un sectarismo dogmático que le imprimieron los núcleos gobernantes de la tradicional oligarquía;

Que en la actualidad, pues, resulta urgente reactualizar el sentido ecuménico de su estructura para armonizarlo con la cultura autóctona y el carácter orgánico de la doctrina nacional creada por el Justicialismo, y

Que, asimismo, es imprescindible encauzar la actividad de la Biblioteca Nacional dentro de los fines específicos que señala el Artículo 37º de la Constitución Nacional y las prescripciones del capítulo V del Segundo Plan Quinquenal, para que ella coincida con los anuncios fundamentales de la Revolución Justicialista, que determina que todos los instrumentos de la cultura deben constituirse, actuar y proyectarse en función de un servicio social.

Aceptar ajustarse a los contenidos de este decreto nº 7144/955 implicaba un compromiso con la doctrina del movimiento político gobernante y un rechazo por todo lo hecho entre 1810 y 1945, incompatible con los postulados del golpe político y militar que lo derrocó. Fue ni bien se produjo el golpe de estado que Touceda resignó su cargo.

Firmado por el presidente de facto, general Eduardo Lonardi, y su ministro de Educación, Atilio Dell´Oro Maini, figura en el expediente nº 92.615/955, del Ministerio de Educación-Dirección Nacional de Cultura, el decreto 1.283/955 datado 21 de octubre por el cual se expresa, en el primer artículo, la aceptación de la renuncia presentada por Touceda al cargo de director de la Biblioteca Nacional, en tanto el segundo artículo contiene las designaciones de Jorge Luis Borges y José Edmundo Clemente.

Este decreto fue comunicado al personal de la Biblioteca Nacional por nota que envió José Blanco, jefe del Despacho General de ese ministerio. El martes 18 de octubre Borges come en casa de Bioy Casares y le comenta a él y a Silvina Ocampo que recibió el llamado de Lonardi para decirle que lo había nombrado director. Varios días después aparece la noticia en los diarios y el 25 de octubre asumen él y Clemente.

Sobre El Autor

Porteño, nació en 1941. Historiador, licenciado en Bibliotecología y Documentación, fue docente en tres universidades. Trabaja sobre diversos temas y protagonistas del pasado argentino, habiendo editado sobre éstos libros y folletos, algunos de los cuales fueron publicados por la Academia Nacional de la Historia, Biblioteca Nacional y la Academia Nacional de Periodismo. Es autor de varias bibliografías, bio-bibliografías y diccionarios de seudónimos, el último de estos es Colección de seudónimos utilizados en Argentina por anarquistas, comunistas, izquierdistas, peronistas, socialistas y trotskistas. Su incursión en el estudio sobre palabras y expresión que generaron el consumo del alcohol y las drogas los dio a conocer en dos libros editados por la Academia Porteña del Lunfardo y luego en un vocabulario titulado ABC de la droga y el alcohol. Colabora en publicaciones especializadas de Argentina, Uruguay, México, Italia, Inglaterra, Perú y Colombia. Confeccionó estudios para acompañar las reediciones del Calfucurá. La conquista de las pampas de Álvaro Yunque y la polémica Norberto Pinero-Paul Groussac sobre el Plan de Operaciones, atribuido a Mariano Moreno.

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