Existen diferentes tipos de bibliófilos varios desperdigados por el bendito mundo. Este rol mundano es tan variopinto que cualquier intento de clasificarlos por categoría puede aportar poco y nada, pero una descripción rápida sugeriría incluir a aquellos modernos que hoy en día conocemos como hipsters, cuya zona de hábitat apunta a las librerías de arte, a los que buscan ejemplares antiguos, a los que procuran títulos no específicos por el mero hecho de generar una charla didáctica con el librero de turno, los aficionados que buscan primeras ediciones, y los que salen de pesca con el posible objetivo de encontrar algo que logre recrearlos un poco. Al final del día uno siempre se dirige a una librería en busca de algo, y es también al final del día que el más triste de los momentos que ocurre inevitablemente: cuando el personal del local en cuestión anuncia que ha llegado la hora de cerrar. Los lectores ávidos suelen amar estar rodeados de libros, no importa el orden, hay algo con el papel, tanto que a veces juegan con la posibilidad de quedarse a dormir en las librerías que visitan. Es un afán más común de lo que pueda parecer, un sueño recóndito fácil de declarar. Pasar el tiempo entre estantes puede convertirse en hábito, aún cuando uno termina adquiriendo libros que jamás va a terminar de leer, o que incluso ni siquiera cierta vez empieza. Es por eso que la cadena japonesa de librerías Junkudo estuvo astuta en capitalizar lo que hasta hace poco podría haber sonado a disparate, y que ahora se convirtió en una auténtica demanda de este tipo de servicio. Desde el pasado mes de septiembre, Junkudo le permite alojarse a sus clientes en su reciente invención, un hotel-librería (o librería-hotel, da lo mismo), y así darles el derecho de leer todos los libros y revistas que quieran por una noche.

 

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Claro que para experimentarlo inicialmente hay que irse hasta Ikebukuro, un distrito comercial y de entretenimiento en el suburbio de Toshima, en plena Tokio. Producto de una colaboración conjunta entre un grupo de diseñadores (Suppose Design Office), otro inmobiliario (R-Store) y una librería (Shibuya Publishing Booksellers), el proyecto dio lugar a la idea que terminó siendo bautizada book and bed (“libro y cama”, acaso prima lejana del más popular y netamente hotelero bed and breakfast), en rigor un lugar en el cual uno puede quedarse a dormir tras el cierre de la librería, y no ser invitado a retirarse del recinto, y a cambio de ello pasar la noche in situ. El hotel-librería de Junkudo no cuenta con habitaciones privadas, sino que las camas de sus huéspedes se ubican en cápsulas construidas dentro de las mismísimas estanterías, todo dentro de un espacio comunitario para todos sus asistentes, que quizás al principio pueda no resultar muy confortable, más aún en una ciudad conocida por su alto índice demográfico y donde no suele caber un alfiler (si bien pueden optar por el uso de cortinas que mantengan su espacio individual), pero que puede sugerir una relación muy especial con sus amados libros, y que en definitiva puede constituir una experiencia singular para el lector entusiasta. “Uno puede leer un libro en la comodidad de su propia cama en una atmósfera relajada en el corazón de Tokio”, señaló uno de los voceros de la emprendedora firma. “Invitamos a todos a compartir esa experiencia con nosotros, y que la levedad de un libro en la cama tome la delantera”

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Sobre El Autor

Periodista especializado en música y artes desde 1986. Escribió en medios gráficos como La Nación, Página 12, La Maga, Pelo, Metal, Expreso Imaginario, Chicas, Madhouse, 13/20, Pan y Circo, Diario Sur, Revista Rock & Pop, Gente, Rock en Blanco y Negro, Rock N’Shows Magazine, entre otros, y también colaboró en medios radiales y de TV locales, como así también en publicaciones y libros de Brasil, Estados Unidos y Europa.

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