Los youkai son seres mitológicos pertenecientes al imaginario japonés. Si bien se suele traducir como “demonio”, la idea de youkai en Japón es algo más cercano al pombero o al yasy yateré de mi infancia misionera que a Lucifer. Ubume es un youkai del que hay varias discusiones al respecto. Una de las tantas cosas que se dice es que es un híbrido entre una mujer y un pájaro que aparece tras la muerte de una parturienta y secuestra niños pequeños.

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—¿Crees que es posible que una mujer esté embarazada durante veinte meses? —le pregunto lentamente.

Tan. Tan. Desde algún lugar llega el sonido de un tambor.

Seguramente están practicando para los festivales de verano.

Kyougokudou no parece impresionado ni interesado. Expulsa lentamente el humo de su cigarrillo.

—¿Has venido hasta aquí para preguntarme eso? Yo no soy comadrona, ni ginecólogo. ¿Cómo voy a saber yo la respuesta a algo que ni siquiera uno de ellos te podría contestar?

—Bueno… Ante este tipo de sucesos no existen respuestas. Supongamos que existe una mujer que lleva veinte meses embarazada y cuyo vientre es más o menos el doble que el de una embarazada normal. Y añade a eso que el niño no muestra indicios de querer salir. En caso de que fuera cierto, ¿no creerías que es algo anormal? ¿No te parecería misterioso?

—Que te quede claro, Sekiguchi: en este mundo no hay nada misterioso —me dice.

De esta manera el autor nos deja sobre la mesa el primer misterio de esta novela que transcurre en 1952, en un Tokio al que aún le cuesta cicatrizar las heridas de la guerra. Sekiguchi, que además de su empleo como periodista, escribe para un pasquín algunas historias “sobrenaturales” basadas en rumores de dudosa credibilidad, lleva esta inquietud a su amigo, el librero Kyougokudou, el hombre más lógico y racional que podría uno encontrarse en este relato y que tiene como lema esa frase acerca de que los misterios nunca son tales…

El segundo acertijo a resolver es la desaparición del esposo de Kyouko Kuonji, la embarazada de la que tanto se rumorea. El hombre desapareció de una habitación cerrada y Ryouko, la hermana de Kyouko, decide contratar al detective Enokidu para que resuelva este asunto que tiene a (casi) toda la familia Kuonji preocupada. Enokidu es amigo de Sekiguchi y Kyougokudou, y ellos tres, del agente de policía Kiba. Estos cuatro personajes completamente diferentes y, tal vez por ello, complementarios, se ven envueltos (algunos contra su voluntad) en esta búsqueda extraña en la que hay mucho más que las simples preguntas con las que arrancamos el principio: ¿Qué puede tener que ver una ubume con la desaparición de un hombre de una habitación cerrada y un embarazo de 20 meses? ¿Serán todos fenómenos sobrenaturales? Sekiguchi, nuestro narrador curioso hasta el hartazgo, con su mundo interior atormentado mucho antes de su experiencia en el campo de batalla, se ve sumido en dudas sobre su pasado y sobre la realidad, mientras que el librero lo somete (y nos somete) al cachetazo constante mientras deliberamos acerca de qué es lo que realmente está sucediendo.

En 1947, el gran Edogawa Rampo fundó lo que en la actualidad es la Nihon Suiri Sakka Kyoukai (Sociedad de Escritores Japoneses de Misterio), integrada por varios escritores del género. Uno de ellos es Natsuhiko Kyougoku (Hokkaido, 1963), que no dio señales de vida en el mundo de la literatura hasta el año 1994, cuando se publica esta, su primera novela y la primera de una serie que, por ahora, cuenta con 9 libros y solamente uno traducido al español.

Superstición, ciencia, la transición desde una hacia la otra; religiones occidentales, budismo, psicología, tradición, la pasión del autor por los mitos japoneses y las rigurosas citas literarias no opacan las críticas a la guerra que el autor desliza magistralmente trayéndonos ex combatientes frustrados que volvieron con sus vidas hechas pedazos para encontrarse con que “todo lo que habíamos creído resultó ser un error”, reviviendo ese sentimiento que llevó a Ango Sakaguchi a escribir su Tesis Decadente.

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El verano de la ubume es una obra que no termina de encajar en ningún género y a la vez es un prolijísimo entramado de policial, thriller, folklore y cuento popular, todo esto administrado en dosis perfectas, para que uno no se aburra de leer hasta que el misterio (o no-misterio) se resuelva. Como música de fondo, acompaña siempre el tintín de un carrillón de viento, evocando constantemente ese verano del que habla el título y, de paso, si nos enfrascamos demasiado en la lectura, nos extiende la mano para volver a la librería, escenario de los mejores diálogos que vamos a encontrar en esta obra.

La verdad es que no conocía a este autor, al menos no a un nivel consciente, ya que hace unos años empecé a ver un anime llamado Mouryou no Hako, al que nunca le seguí mucho el hilo porque el ritmo del relato no me apasionaba mucho (habrá que echarle la culpa al director). Resultó ser que no solamente Mouryou no Hako es la segunda novela de esta serie, sino que Kyougoku ya tiene varios de sus libros adaptados a películas o series animadas.

Muchos dicen que es el heredero directo de Okamoto Kido, aunque la manía por encontrar equivalentes occidentales hizo que se lo considere “el Neil Gaiman japonés”. Yo prefiero pensar que es “ese autor que no conocía y que voy a empezar a recomendar a todo el mundo”.

Entre mis deseos de Año Nuevo, pido que el año 2016 venga con más ediciones en español de este autor.

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El verano de la ubume (Ubume no Natsu)

Autor: Natsuhiko Kyougoku

Traducción: Isami Romero Hoshino

Editorial: Quaterni

400 páginas

 

Sobre El Autor

María Pía Cibrián nació en Posadas en 1979. Trabaja en la fundación Tzedaká. Cursó traductorado de inglés hasta abocarse de lleno a la cultura pop japonesa. Desde 2004 estudia ese idioma y colabora en Solo tempestad y Evaristo Cultural.

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