La novela Inexorable narra a un hombre que construye su identidad a partir del descubrimiento de un secreto familiar arrastrado por tres generaciones. Al entrar en contacto con el pasado de su familia, comienzan a develarse ante él las aristas intrínsecas a su condición de ser humano.

La culpa que se hereda, el eterno retorno, el secreto, el secreto de un abuelo, el nieto, que se víncula con él a través del misterio, el valor gravitacional de lo que se oculta, narrado a partir de una poética existencialista, cautivante y reflexiva.

La novela cuenta historias paralelas, abordadas en el orden que asigna Isaac, nieto de Ismael. El abuelo será así un hombre nacido en Damasco, que persigue la libertad atravesando Beirut e instalándose más tarde en la Argentina. Es la historia de un permanente extranjero que, como tantos, construyeron la historia de nuestro territorio. Culturas, las religiones, sus éticas teóricas contra las praxis de vida.

Julio César Crivelli hurga en la historia argentina, descubre el alma de un hombre, narra la historia de una familia y nos presenta un destino que, como el de todos los hombres que inventan dioses, se presenta inexorable.

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¿Cómo nació la historia de Inexorable?

La historia de Inexorable nace de la certeza que tuve desde la infancia sobre la existencia de un secreto pecaminoso y prohibido que ocultaba mi familia materna y que involucraba a mi abuelo.

Y de mi pasión por descubrir la verdad. Yo sabía que sin esa verdad no podía continuar. Yo creía entonces que había una verdad.

Ismael se presenta como un personaje muy nutrido que atraviesa un largo viaje y realiza una profunda confesión a su hijo ¿Cómo construyó al personaje de Ismael?

Ismael se confiesa con Saúl, el hijo que descubre un secreto, el culpable, el hijo castigado, el único puro.

Ismael como personaje se construye sobre la base de mi identificación con él y sobre el terror que me provoca la identificación.

Sobre el terror y la fascinación que produce el descubrimiento de las equivalencias, de los amores compartidos, de las matemáticas como burla representativa del caos, de la religiosidad como una oración desesperada y vacía para nosotros dos.

Quizás en aquel único encuentro, sin palabras  y sin gestos, sin afecto, con sólo la mirada se selló una alianza entre Ismael y yo.

¿Es la pérdida de la fe o la conciencia del funcionamiento de la vida en la tierra lo que aleja a Ismael de su religiosidad?

Ismael es un alma perdida para Dios.  Kismet, (así se llamaba el libro antes de las recomendaciones editoriales), Kismet, es el destino “inexorable” de los árabes, es un destino escrito y secreto, sin perdón, sin libre albedrío, sin consuelo.

Ismael es como los héroes griegos, tiene el “alma enferma” y de allí no podrá salir.

Como Orestes, Ismael “mató a su Madre”, perdió el origen, nada lo ata, vive sólo para sí y para su glorificación mundana.

Jamás podrá  tan siquiera acercarse al Espíritu en el que, paradojalmente, cree. Pierde la fe aun queriéndola.

Su Caída es inevitable.

¿Qué atormenta más a Ismael, la presencia o la ausencia de Dios?

Ismael cree profundamente. Sabe que Dios está. Y como a Caín lo atormenta la desaprobación de Dios.

Dios  no ama a Ismael.

Ismael en hebreo significa “Dios escucha”, Ismael es el escuchado por Dios. Puede razonar, puede usar su intelecto utilitario para sobrevivir después de la Caída, es un previsor, un acumulador, un sobreviviente, un descendiente de Caín, un cainita, fundador de ciudades y de civilizaciones.

Pero jamás causará “la dicha de Dios”, como Isaac, (eso significa Isaac).

A Ismael lo atormenta la presencia de Dios, sabe que Dios está y que nunca será amado por Él.

Sabe que solamente será oído.

Entre Cohen e Ismael el tema de conversación durante horas podría ser la religión, ¿qué compartían en relación a esto?

Cohen e Ismael son dos cainitas, dos creyentes que han sido alejados por Dios. Cohen significa sacerdote en hebreo. Quizás Ismael se confesaba con Cohen contando sus sueños atroces, muchas veces anticipatorios de crímenes.

Pero Cohen es también un escribano, es la memoria de Ismael, es la puerta de absolución para su descendencia, Cohen es el único que puede explicar.

Los dos son desterrados: Ismael al alejarse de Damasco y de la vida espiritual de las matemáticas; Cohen al casarse con una goy, al proclamarse “argentino judío” y perder el respeto de su pueblo.

Me gustaría alguna reflexión personal sobre las diversas religiones que aparecen en la novela y cómo trabajó el desarrollo de los personajes a partir de ellas.

Es verdad que ciertos personajes se estructuran según las religiones que existían en Damasco, y también según su religiosidad.

Las religiones son instituciones de la cultura, que pretenden poner límites al misterio inabarcable de la  religiosidad, una “vivencia de pertenencia” según Husserl.

Algo profundamente humano, pariente del terror primordial, del sobrecogimiento frente al enigma de la obra universal.

La religiosidad de las distintas religiones del Libro es la misma. En “Inexorable”, las religiones en sí son artificios mundanos, lejanos del espíritu.

Ismael es cristiano melquita, o sea que cree como la Iglesia Romana, en la doble naturaleza de Jesús, divina y humana.

Pero está lejos de la espiritualidad cristiana, de la esencia original del cristianismo primitivo. Ismael está cerca de la Iglesia mundana. Como todos los matemáticos que tienen el alma enferma, Ismael se muda  de las matemáticas a las finanzas. Las finanzas son matemáticas sin alma.

Su vida es una vida del poder.

Omar al Uqlidisi, el maestro matemático de Ismael, es un musulmán, un creyente del Islam. Un convencido, (como Pitágoras, como Euclides cuyo nombre adopta, como los cabalistas y como tantos otros), de que en los números y las formas geométricas se puede encontrar el sagrado nombre de Dios.

Es un místico. El Islam institucional, la religión, no lo perturba en su búsqueda espiritual.

Es la contracara de Ismael.

Y hay dos judíos importantes: Isaac Abravanel y Cohen. Abravanel,  lleva el mismo apellido del célebre consejero de Fernando VII, que casi  convence al Rey de que la Expulsión era una locura.

Nuestro Abravanel, que puede ser familiar del famoso consejero es un místico que sobrevive desde la Expulsión.

Es ciego, y como muchos ciegos “ve hacia adentro.” Como Tiresias es profético.

Cohen, el otro judío, es un castigado, un hombre sin posibilidades espirituales, pese a su “sacerdocio”, es como Ismael.

La religión y la religiosidad son en Inexorable una imagen simbólica de la relación de los personajes con el destino.

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La Argentina se presenta como un país abierto a todo tipo de culturas. El libro se ubica por momentos en épocas pasadas, donde los inmigrantes no paraban de llegar, pero aún hoy pareciera ser así, ¿cómo trabajó la idea de extranjería colectiva que construye a una nación? Teniendo en cuenta este concepto de desierto que antecede la creación, que menciona Ismael.

En Inexorable queda sin respuesta si en Argentina la extranjería colectiva pudo construir una nación. Pero se exponen los distintos proyectos.

En primer término tenemos la propuesta de los fundadores, Alberdi, Sarmiento, Mitre, “Gobernar es poblar”. Que vengan todos los “hombres de buena voluntad”. Una promesa que se cumplió al principio con las famosas colonias y las tierras entregadas a los primeros inmigrantes. Una especie de Homestead Act sin ley.

Más tarde nace la absurda y violenta proclama de la Liga Patriótica: los extranjeros deben ser sometidos o expulsados. Es una respuesta profundamente envidiosa, en el sentido más criminal de la envidia. Es además ridícula, en una sociedad de inmigrantes ¿qué fecha de inmigración consideramos para expulsar a los extranjeros?

Afortunadamente la proclama de la Liga no prosperó.

Pero lamentablemente, la  respuesta real y final, es la defraudación histórica de Argentina a los inmigrantes que venían en busca de una “tierra prometida” que nunca fue.

Esta traición es la madre del “Grito de Alcorta.” Y del resentimiento argentino contra una clase dirigente que no cumplió.

El  resentimiento por la promesa incumplida permanecerá y hará eco en el populismo argentino: el peronismo y la imposibilidad de construir una democracia occidental.

Es muy buena la observación respecto del “desierto”. Los hebreos en su marcha desde Egipto atraviesan el desierto. El desierto es el caos, lo “inconmensurable”, el “abismo” de los griegos, lo que no se puede medir, el terror.

Los “hebreos” se convierten en “judíos” cuando terminan de atravesar el desierto. Ahora son una sociedad, tienen una personalidad, son “Ellos”.

Curiosamente durante la Organización Nacional todos se refieren al “desierto”, José Hernández, Sarmiento, Alberdi, por nombrar algunos. Y paralelamente se refieren a la “población” y no a la “sociedad.” “Gobernar es poblar”.

Un indicio para responder la pregunta sobre nuestra personalidad como una nación de la inmigración: la opinión pública, los políticos, y en general la dirigencia hasta hoy, siguen refiriéndose invariablemente a la  “población” y no a la “sociedad”.

Ismael se refiere a su “patria adoptiva”,  dirige la batalla contra la Liga Patriótica, funda un banco, quiere ser un creyente, pero es un escéptico. Avizora que seguiremos siendo un desierto con una población. Y en 1930 se confirman sus temores.

¿Hemos salido de aquel período fundador y primitivo del final del siglo XIX?

¿Seguimos siendo un desierto con una población?

¿O somos una sociedad?

¿El error de Ismael, fue querer torcer su destino? ¿Querer ser dueño de él?

Es verdad: Ismael quiere adueñarse de ese destino Inexorable y vencerlo con el poder liso y llano.

Ismael no comete un error, “es un error”. Ismael es una burla de Dios, que le otorga todas las posibilidades de desarrollarse en el camino del Espíritu.

Ismael es un Golem de Dios.

Quizás en los “túneles” o en sus tremendos sueños, Ismael toma conciencia de la locura y la vanidad adánica de pretender cambiar el destino con el poder.

Pero Ismael mató a su madre. No tiene ni remedio ni esperanza.

Me interesaría una reflexión sobre la relación entre violencia y religión

Más arriba hemos hecho la distinción entre religiosidad y religión. La religiosidad es una vivencia despojada del poder. Es la consternación frente a la obra infinita del misterio que llamamos Dios, el temor que solamente puede ser vencido por el amor.

Temor y amor son las dos vivencias que aparecen en todos los místicos, desde Jesús hasta hoy.

La religión en cambio, es una institución de la cultura que pretende ser un camino establecido y seguro para el desarrollo de la religiosidad.

Pero como todas las instituciones de la cultura, las religiones son factores del poder, que disminuyen la libertad de la mayoría, para que una minoría pueda mandar.

Todo ejercicio del poder, encarna mayor o menor violencia. La relación entre religión, poder y violencia, es inevitable.

A partir de la cuarta parte, pag 169 a 179, ya no hay puntuación, la escritura es corrida y redundan los “y”, así se construye la voz de nuestro narrador ¿cuál es la intención de esta propuesta, establecer la edad del nieto?

Isaac, el nieto es el narrador. Está oculto, pero se le puede oír durante toda la narración. Su voz está atrás de las voces de los otros, él simplemente cuenta datos, hechos, vidas que no son suyas.

Isaac  aparece al final, en un monologo,  dejando que fluya la conciencia, sin puntos ni comas, sin otra unión  que la “Y” que le da el tiempo de respirar, para acometer el recuerdo de otro recuerdo.

En este flujo caótico, en el que no hay tema ni sistema, hay

un semáforo que enciende su luz roja inesperada y repetidamente: el secreto de Ismael.

En efecto, el lenguaje empleado refiere la edad del narrador.

En cambio el “proceso creador”, como diría Pichón Riviere, es un proceso dialéctico que se verifica a cualquier edad, con el caos como principio y el orden como final.

Siendo Consejero de la Cámara de Comercio y Presidente de la Delegación de la Ciudad de Buenos Aires de la Cámara Argentina de la Construcción usted debe estar en contacto con personas buenas para los negocios, al igual que Ismael, quien habiéndose dedicado a los negocios se encontró con su lado más oscuro. ¿Tomó elementos de estos ámbitos para la construcción del personaje?

El mundo de los negocios pertenece sin dudas al mundo de Ismael.

Sin embargo, Ismael es la hipertrofia absoluta de ese mundo. Y hay algo que remarcar, Ismael no se encuentra con su lado más oscuro por causa de los negocios, Ismael es oscuro, su oscuridad es preexistente y marca su vida de negocios.

La oscuridad de su alma es causa y no efecto.

Y él lo sabe y no lucha. Quizás por la conciencia de lo inexorable de su destino.

Su novela participa de elementos del género negro. Desde el Observatorio Hispanoamericano de Literatura Negra y Criminal consideramos este género como un vehículo efectivo de ciertas ansiedades sociales –conscientes o no en los escritores y en los lectores-, en tanto que, cuando se piensa el crimen, se está pensando, aunque más no sea tangencialmente, en el derecho y, por lo tanto, en la construcción imaginaria de la sociedad. ¿está de acuerdo con este postulado?

Siento fascinación por lo “negro”. Es un remolino que, inútilmente desafía a la ley de Dios. Un fracaso.

Atrás del delito campea el horizonte de la Ley, que espera.

Coincido, el género negro es una reflexión inevitable sobre la Ley.

Pero también refiere a la pregunta eterna sobre el destino y la libertad.

¿Podemos elegir?

¿Cómo aborda en su obra el trinomio “lenguaje, trama, argumento”?

Inexorable contiene varios lenguajes. El de la reflexión espiritual vacía de realidad  y el de la historia corriente, llena de hechos. También contiene un lenguaje de silencio, el de las conversaciones con Cohen y el de los “túneles”. Y finalmente el de los sueños que, lejanos,  acontecen en un espacio alucinado, en un tiempo que flota fuera de la conciencia, pero sin salir del ser.

La trama obra como en las tragedias, el destino se interpone y doblega al héroe del alma enferma, Ismael aunque trate, con las matemáticas, con los túneles y con los sueños confesados a Cohen, no puede desafiar al sino trágico que le impone la destrucción y el fracaso.

Tampoco se puede establecer un juicio de culpabilidad, porque él no tiene alternativas.

Quizás encuentra la paz en la prisión, paradójicamente el sitio en el que la libertad, tan buscada por Ismael, no existe.

Y aquí nos obliga a preguntarnos si la libertad existe, si ese comportamiento que usa el poder para abrir un espacio limitado pero sin reglas, es legítimo, o si debemos conformarnos con la paz de los místicos, con la prisión de Ismael.

Si definimos argumento como un hilo conductor coherente, que puede ser matemático, lógico, científico o literario, el de Ismael es simple: un viaje hacia el encierro, hacia la prisión que extingue la libertad, y que otorga la paz.

Pero cuidado, está también el nieto Isaac, el que causa la dicha de Dios. Y acá hay otro lenguaje, y otra trama.

El lenguaje de Isaac  se expresa como narración,  Isaac es el verdadero narrador de Inexorable, el descubridor de ensueños, el que voltea las murallas oscuras del secreto y consigue que por fin aparezca la luz.

Y también otra trama, una trama de otros, en la que él no participa, una trama totalmente incoherente, que Isaac va concibiendo como acumulación dialéctica, como  acumulación cuantitativa de información que un día, sueño mediante, produce un salto cualitativo,  una iluminación definitiva, inconmovible.

La Luz ilumina el mundo y en su esplendor ya no existe el Secreto.

¿Cómo funciona la memoria –olvido y recuerdo- en su literatura?

Mnemosyne, la memoria es la madre de las musas. Y hay una memoria eterna, la de Aquél que “guarda el metal y guarda la escoria,” es una memoria  que también contiene el futuro, contiene “las cosas que serán y las que han sido”.

Pero para nosotros, la memoria se reduce a lo que recordamos como pasado, habiendo ya restado el olvido. Lo demás es imaginación, fantasía, sinrazón.

Inexorable está construido con recuerdos y con olvidos. En el caso de los olvidos hay a veces imágenes, fantasías, suposiciones, falsedades, mentiras, que ocupan el vacío.

Pero el vacío, el olvido, es siempre lo primero. En el afán. (inútil), de mantener la identidad, de no volvernos otro, de no alienarnos,  inventamos el recuerdo, una ficción en la que hemos resuelto creer.

Por eso Inexorable es el fruto de la inexactitud, de la remota probabilidad.

Al final, Isaac  explica esta cuestión del recuerdo y del olvido. Dice:

He contado el viaje de Ismael basándome en relatos, en hechos, en sueños y en supercherías.”

“En este sentido no difiere de cualquier otro mito, ni tampoco de la historia.”

“Todo es arbitrario.”

¿Cómo es su proceso de escritura?

Mi escritura es laboriosa, minuciosa. No encuentro fácil las palabras para decir. No fluye, aunque las ideas estén claras en mi conciencia, las palabras que las representarán surgen con dificultad, hay que encontrarlas, salvarlas del error, es un proceso deliberado y apasionante.

¿Qué le interesa leer?

La Biblia, los Evangelios, la Commedia, los presocráticos, los cuentos árabes o pretendidamente árabes, la mitología de los griegos, Joseph Campbell, las tragedias clásicas, las de Shakespeare, Goethe, Kant, Hegel, el romanticismo, Lord Byron, todos los “Frankenstein”, Marx, Schopenhauer, Husserl, más acá, Hemingway, Dos Passos, Borges, Eco, Cortázar, Foucault, antes Arnold Hauser, Spengler, y otros.

¿Cuáles son sus referentes?

Eco, Steiner, Campbell, Paul Diehl, otros.

Sobre El Autor

Nació en 1986, rata porteña del sur de la ciudad. Trabaja desde hace doce años en Museo Nacional de Bellas Artes, en la actualidad como educadora. Es profesora de teatro y se forma como Docente en Lengua y Literatura.

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