Mónica Viñao apostó por el despojo absoluto, escenario, sonido, utilería, nada de todo eso, sólo los cuerpos y la voz de las actrices. Un trono, sí, que servirá de olla donde cocinar planes y hierbas. Las tres brujas y Lady Macbeth serán nuestra voz para conocer los hechos de la trágica historia del poder en las monarquías que Shakespeare dio nacimiento y Griselda Gambaro retomó y reconfiguró.
La lady Macbeth que conocemos será la disputa entre una mujer y el rol de una esposa, los aires de reina contra la ansiedad y la negación. Oír la propia voz u obedecer a la amante extranjera que habita en los cuerpos de la mujer que es esposa. Las Brujas serán casi empleadas por momentos y dignas herederas de Medea, por otros. Enérgicas y conspirativas, juguetonas y colmadas de trucos, engaños, pócimas. Se transformarán y producirán artificio, serán lo que ellas deseen que veamos.
El texto no tiene la suficiente potencia como para sostenerse solo, las actuaciones son muy buenas, pero cuando los espectadores ya sabemos la trama argumental es necesario construir un relato paralelo, un juego tenso, un presente inquieto que sostenga la atención del público. El teatro dispone de infinitos recursos pero la dirección decidió despojar absolutamente la puesta. Una obra de puro texto, sin elementos que mantengan la tensión.
Obra: La señora Macbeth
Funciones: Sábados 21hs
Teatro: Border (Godoy Cruz 1838)
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