Como todos saben hay un antes y un después en la narrativa brasileña y ese abrupto punto de inflexión surge de la pluma de Rubem Fonseca, quien introdujera en su país el horizonte narrativo norteamericano, su síntesis, los diferentes tonos de la oralidad y la perspectiva social marginal, desangelada del romanticismo europeo y del boom latinoamericano. Desde un perfil que oscila entre lo más oscuro de la novela negra y el grotesco Fonseca ha logrado piezas maestras de la novela y unos cuantos relatos perfectos. Historias cortas no reúne sus piezas más complejas, ni las más memorables, pero es un reencuentro con un viejo amigo. Se trata de un collar que reúne las obsesiones del autor en forma de pequeños cristales que terminan reflejándose unos en otros.

Allí están las diferencias de clase, la locura, la pobreza que no deja de crecer, así como el resentimiento y también el cinismo de los dueños de la tierra.

Rubem se ríe de las falsas convicciones de una clase media que siempre, siempre, le resulta funcional al poder, especialmente cuando hacerlo implica la propia prosternación. Se ríe de las modas culturales, de los slogans políticos, de la biología y de las desatenciones del sistema, porque todas son permitidas socialmente. Se ríe de la gestualidad capitalista que va limando las ideas de la gente hasta dejarlas sin aristas. Se ríe de la xenofobia de cabotaje, la encubierta y la que tiene vista al mar, porque todas son el gesto desesperado de la ignorancia. Nos hace fantasear con falsas vindicaciones y tiende trampas perfectas, en las que caemos indefectiblemente, descubriendo nuestras propias miserias, nuestros revanchismos de almacén.

Apela al pensamiento mágico de los pobres y a la lógica cartesiana y carterista de los ricos para dibujar pequeños momentos que, como koans zen, logran la iluminación del lector.

La escatología fonsequiana incluye flatulencias y risas; llantos, vómitos y todo tipo de secreciones; negros, blancos y mestizos; putas, asesinas y señoras; ladrones y sicarios, enfermeras y viudas negras; ricos y pobres; desempleados y tullidos; proxenetas, empresarios y mercanchifles de todo tipo. Un muestrario desolador de este genoma humano que, abrazando la locura, hace metástasis en este pobre planeta.

Título: Historias Cortas

Autor: Rubem Fonseca

Traducción: Rodolfo Mata, Regina Crespo

Editorial: Tusquets

176 páginas

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