Son tres. Ninguno con edad para comprar una cerveza. La enana, Ismael, Ajo. El último, seis años y para el que ser pequeño es ventaja y condena. Así, maleable y finito, es el encargado de meterse a las casas por ventanas donde el resto no puede. Los tres se dedican a saquear casas de country entongados con un guardia, que es el que entrega a aquellos que debe cuidar.

Pero no se llevan LCDs, ni iPhones. Solo pueden cargar cosas que no despierten sospechas. Un par de anillos. Cuchillos de plata. Un poco de comida, porque el hambre está primero en la panza antes que en los bolsillos. Tienen que pasar desapercibidos. Es algo que saben hacer. Sea en la calle o en el country. No dejar rastros, para que cuando se den cuenta que les robaron, la culpa caiga sobre las domésticas.

Siempre hay que dejar un culpable. La clave del crimen perfecto.

Una mujer los contrata, un pase a otras ligas: robar una serie de casas lujosas en Uruguay. No hay mucha chance para decir que no, una oportunidad que es más amenaza que premio. Calmar el hambre, sí. Y quizás, conocer el mar como la propina de un sueño.

Puenzo mezcla la violencia con la ternura en un lenguaje directo y explora la incertidumbre, o la certeza de lo desconocido como pulsión de vida. Tres chicos que tienen que cuidarse entre ellos. El abuso sobre los más vulnerables, la búsqueda de la eterna ventaja. Todos sacando una tajada. El tajo, la herida, caerá en aquellos que ponen el cuerpo.

 

Título: Los Invisibles
Autora: Lucía Puenzo
Editorial: TusQuets
200 páginas.

Sobre El Autor

(Buenos Aires, 1986) Trabaja en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Dogo (2016, Del Nuevo Extremo), su primera novela, fue finalista del concurso Extremo Negro. En 2017, Editorial Revólver publicó Cruz, finalista del premio Dashiell Hammett a mejor novela negra que otorga la Semana Negra de Gijón. Sus últimos trabajos son El Cielo Que Nos Queda (2019) y Ámbar (2021)

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