Hiroya Oku no es un desconocido para los lectores de estas pampas, que ya fueron seducidos en su gran mayoría tanto por Gantz como por Inuyashiki.
Una vez más el autor inserta el extrañamiento de lo fantástico en el más absoluto y pasmoso ámbito de lo cotidiano, remarcando incluso las luces y sombras de lo cotidiano escatológico.
Rei Yokoyamada es un tímido estudiante de secundaria que sueña con convertirse en director de cine, siguiendo los pasos de su padre. Cuando lo conocemos, se encuentra consiguiendo fondos y elenco para su primer largometraje independiente. Sus aficiones son el cine fantástico y los delirios de Onán, la pornografía. Incapáz de encarar a alguna de sus compañeras, Rei invierte dinero y tiempo en la compra y el visionado de la industria pornográfica japonesa, así se hace fan de la actriz mestiza Papico (seudónimo de Chiho Johansson).
Poco después de disfrutar en solitario del último éxito de Papico, Rei encuentra su vecindario tapizado con afiches que cuentan que la popular estrella porno está viviendo en su barrio y que se acuesta con cualquiera.
Indignado por la falta de caballerosidad en la redacción Rei se pone a arrancarlos a todos y es entonces cuando se cruza con Papico que, seducida por su accionar le agradece y traba una relación que puede desembocar tanto en lo laboral como en una relación sentimental. Papico es unos años mayor que Rei, pero enseguida el autor nos muestra las amargas circunstancias que la llevaron a elegir ese modo de vida.
La relación entre ambos personajes comienza a afianzarse cuando Papico se topa con un accidente automovilístico, un automovilista atropella a un loco perverso que suele deambular por el barrio y se da a la fuga. La actriz porno intenta salvar la vida de ese hombre, pero el mismo no atiende a razones, le pasa un material en video y le coloca un aparato en la muñeca.
Prontamente Papico revelará que ese aparato, que no puede remover de su propio cuerpo le da el poder de modificar su dimensión, convirtiéndola en gigante. Rei será el encargado de ver los videos del viejo perverso para enterarse de que se trata de un extraño viajero temporal que llega del futuro para evitar el apocalipsis. En tantoen Japón hace furor una web titulada ETE (Enjoy The End) que arma encuestas con opciones de lo más ridículas y convierte en realidad aquella que más votos haya sacado.
Así, terremotos antinaturales se suman a lluvias de excremento y famosos del cine que corren desnudos por las calles del pueblo… y junto a las actrices porno agigantadas y los viajeros temporales, dibujan un seductor tapiz delirante que no deja de ser un fresco de la sociedad contemporánea. Veremos cómo continúa la serie luego de este primer número.
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