“Déjenme morir” clama una débil voz antes de que en pantalla aparezca el título de la película: The Brain That Wouldn’t Die (El cerebro que no podía morir), una producción de Rex Carlton de 1962 dirigida por Joseph Green y distribuida originalmente por American International Pictures y que llega a nuestras manos constituida en mito entre los filmes categorizados como “de lo extraño”.

 

Los Salieris de Frankie

Editada en BluRay por Shout Factory, compañía que nos tiene acostumbrados a recuperar los grandes hitos de la clase B, The Brain That Wouldn’t Die se erige como una macabra puesta al día de Frankenstein, la novela en la que Mary Shelley indagaba entre otros temas en los límites éticos y morales de la investigación científica.

La película de Green aparece en la misma época en la que en EEUU florece el imaginario pop ligado a la era atómica, la ciencia ficción y el consabido optimismo por la carrera espacial, es decir, en medio de la celebración del cientificismo.

Luego de los títulos de apertura, la imagen del film se centra en una sala de operaciones en la que el cirujano en jefe, el doctor Cortner, da por perdido al paciente pero su hijo Bill (Jason Evers), cirujano asistente, toma las riendas de la operación y logra revivirlo.

Luego de las felicitaciones pertinentes al caso, padre e hijo discuten sobre los rumbos éticos de la medicina. El padre le pide que no siga con sus experimentaciones en pacientes vivos, pero el Dr. Bill Cortner está decidido a lograr la formula de la inmortalidad a través del trasplante cerebral.

Acto seguido Bill y su prometida, Jan Compton (Virginia Leith), se dirigen al laboratorio de las afueras en un coche deportivo que se sale de control para desembocaren un funesto accidente del que el doctor Cortner Jr. Sale idemne, pero del que sólo puede salvar la cabeza de su prometida. Luego de asegurar la pervivencia de la extremidad, el Dr. Cortner inicia una carrera contra el tiempo para conseguir un cuerpo al que trasplantar a su amada, mientras ella se enfrenta al horror de la consciencia.

 

Horror y patriarcado

Una de las extravagancias de la película, que suma puntos tanto a la extrañeza como a la perversidad de la película es que el Dr. Bill Cortner, al salir a buscar un cuerpo en el que transplantar la cabeza o el cerebro de su prometida, sale a cazar cuerpos vivos, y no conforme con esto, no solo esta decidido a matar sino que para seleccionar a su víctima recorre lupanares y espectáculos de burlesque, es decir que las prioridades del bue doctor son claras, busca voluptuosidad.

Mientras tanto, la horrorizada cabeza guillotinada de Jan comienza a planear la muerte del científico, que la arrebato de la tranquilidad eterna y para hacerlo hará uso de sus nuevos poderes y del secreto más morboso del cruel investigador…

Sobre El Autor

Damián Blas Vives es actualmente es Director de Gestión y Políticas Culturales de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Entre 2016 y 2020 coordinó el Centro de Narrativa Policial H. Bustos Domecq de dicha institución y antes fue Coordinador del Programa de Literatura y editor de la revista literaria Abanico. Dirigió durante una década el taller de Literatura japonesa de la Biblioteca Nacional, que ahora continúa de manera privada. En 2006 fundó Seda, revista de estudios asiáticos y en 2007 Evaristo Cultural. Coordina el Encuentro Internacional de Literatura Fantástica y Rastros, el Observatorio Hispanoamericano de Literatura Negra y Criminal. Ideó e impulsó el Encuentro Nacional de Escritura en Cárcel, co-coordinándolo en sus dos primeros años, 2014 y 2015. Fue miembro fundador del Club Argentino de Kamishibai. Incursionó en radio, dramaturgia y colaboró en publicaciones tales como Complejidad, Tokonoma, Lea y LeMonde diplomatique. En 2015 funda el sello Evaristo Editorial y es uno de sus editores.

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