Lector: esta colección de cuentos va a dolerte.

Jamel Brinkley es un escritor estadounidense negro y sus historias son historias de hombres y niños estadounidenses negros. Un acomplejado portero de mediana edad que toma, a escondidas, fotos de mujeres hermosas; dos hermanos que, echados de sus casas, se pierden en el festejo de carnaval; un joven escritor que traiciona a un amigo entrañable; el tímido dibujante de cuarenta años que no consigue acercarse a las mujeres que le gustan.

Cada uno a su manera, los cuentos que componen Un hombre con suerte hablan del desamparo. Exploran zonas poco transitadas de la masculinidad: las miserias, lo vulnerable. Cortázar escribía, en Rayuela, que las síntesis últimas estaban aún por descubrirse: “Habría que inventar la cachetada dulce, el puntapié de abejas”. Eso hace Brinkley: pinta matices muy específicos de la tristeza y la soledad. Dirá, así: “Para la mayoría de la gente hay una brecha, para algunos un abismo, entre la forma en la que se sueñan a sí mismos y la forma en que son vistos por los demás. Puede que esa distancia sea la verdadera medida de la soledad de cada uno”. Construye, a conciencia, laboriosamente, momentos de inflexión en la biografía de sus personajes, instantes de realidad densa, reconcentrada. Sus historias son necesariamente de largo aliento porque exponen escenarios emocionales complejos, imposibles de recorrer o penetrar sino por medio de rodeos (aunque cada cuento tiene su peso específico, especial atención merece el que da nombre al libro, por el grado de incomodidad e incertidumbre que produce en el lector). Conforme exponen realidades opresivas, las partes de este volumen admiten, también, la aparición de la esperanza, casi siempre defraudada o realizada, como mucho, efímeramente.

Brinkley se inscribe en la tradición de los mejores cuentistas norteamericanos. Nos recuerda las construcciones minuciosas de Carver, Cheever o Yates. Alcanza esos mismos niveles de angustia y desespero.  Es un mago literario: los personajes se presentan en situación y, de pronto, ocurre un giro argumental imposible de predecir que sin embargo se asimila con perfecta naturalidad. Quizás sea ése el signo de la mejor literatura: que suceda lo imprevisible, pero no resulte discordante.

Sí, Jamel Brinkley es un escritor estadounidense negro y sus cuentos son cuentos de hombres y niños estadounidenses negros. Pero hay que decir, sobre ello, un par de cosas más.

El autor no esquiva en absoluto el tema de la tensión racial, se percibe cada vez que sus protagonistas interactúan con personajes blancos. La retrata cruda, sin digerir, con una sutileza que hace que a veces, incluso, pueda pasarnos casi desapercibida (¿no opera así, acaso, un poco imperceptible, subterránea, acumulativa, hasta que estalla?). Pero no hace de ella el eje de los relatos, no hay nada –nada– de panfleto o denuncia en este libro.

Lo que nos cuenta consigue un grado de universalidad tal que, incluso acá, desde esta realidad tan distinta del otro hemisferio, uno puede sentirse identificado con los escenarios de sus cuentos: la curiosidad y aprensión de un niño que visita una casa desconocida, los rituales de cortejo en una fiesta universitaria.

Lo que Brinkley representa está filtrado a través de su mirada de escritor. Aunque no exagera, se percibe su atención hacia la materia del lenguaje, que a veces se revela insuficiente (“Pensé en la pregunta por un momento, pero no sabía por dónde empezar ni dónde terminar. Cada respuesta simple tenía otra más verdadera y más confusa enroscada por dentro”) y otras veces hipnótica, poderosa: “aunque sólo se valiera de esas pocas palabras, parecía haberlas pulido hasta llegar a las raíces del propio lenguaje”, “me encantaba el slang con el que coloreaban sus charlas, en mis oídos sonaba extraño, arcaico y maravilloso”.

Un hombre con suerte es una más entre la notable selección de traducciones dirigida por Federico Falco en la joven editorial Chai, con traducción de Tomás Downey.  

 

Titulo: Un hombre con suerte

Autor: Jamel Brinkley

Traductor: Tomás Downey

Editorial: Chai

350 páginas

 

 

Sobre El Autor

Nació en Buenos Aires en 1980. Obtuvo el primer y tercer premios del Concurso Itaú de Cuento Digital (2016, 2017), el primer premio del Círculo de Estudiantes de Artes de la Escritura (UNA) (2017) y el 2do Premio del Concurso Luis José de Tejeda (2019). Publicó en diversas revistas y portales literarios y en las antologías "La Plata, Ciudad inventada" (Primer párrafo, 2011) y "Los bordes de la biología" (Evaristo, 2018). En 2019 Malisia Editorial editó su primer libro de cuentos ("Pero ninguna palabra sobrevive"). Fue incluido en la antología Audiocuento y es uno de los fundadores de la editorial Salta el Pez. Es Investigador Independiente del CONICET y estudia la Licenciatura en Artes de la Escritura de la UNA.

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