Uno nunca sabe bien qué puede encontrarse en la FED, la Feria de Editores. Así fue cómo llegué a la hermosa editorial venezolana Libros del Fuego. Y esta sensación de no saber con qué nos vamos a encontrar se ve reforzada porque los libros de esta editorial, al menos los que tengo, carecen de contratapa o sinopsis. Y ahí, mientras de atrás te empujan y del costado también, avanzando a los tumbos, de a pasos cortos y torpes, uno tiene que dejarse llevar por el instinto. Estirar una mano, pegar el zarpazo antes de que venga otro y se lleve nuestra copia.

Tiene sentido que en esa suerte de pasillo de zombies de tinta me hiciera con un ejemplar de la historieta I Love Zombies, que cuenta con guión de César Oropeza y dibujos del argentino Marcelo Pont.

Vamos a la historia.

Apocalipsis, tierra arrasada, porque el fin del mundo no nos va a encontrar en Palermo Soho —ahí me parece que ya está sucediendo, aunque de otra manera—, y un sobreviviente, arrastrándose, herido hasta buscar refugio en una casa en la que poder emparcharse. Siete páginas donde Pont narra —sin una sola palabra, a través de la acumulación de viñetas y detalles— el cansancio, el dolor de lo que es moverse, cuando uno está averiado, y la muerte anda ahí afuera. Y también adentro.

Matar o morir.

Sobrevivir es una tarea difícil cuando aparece el otro, ese otro que no es el zombi, sino un humano. Los zombies son un eso, predecible, honesto, admirados por nuestro protagonista por esos mismos valores, por ser una reducción nuestra y una exaltación de nuestros instintos. El otro es lo que preocupa, si es un aliado o un enemigo, alguien que te va a traicionar ni bien pueda. Y nuestro protagonista tiene compañía en esa casa mientras a metros, en el campo abierto los zombies van terminando de primer plato a los otros humanos que aún resisten y que Pont descuartiza con lujo de detalle, haciendo un uso intensivo del rojo —único color que acompaña al blanco y negro—.

Decirle tributo a I Love Zombies sería estúpido. E incorrecto. Es sí una historieta muy consciente de las convenciones del propio género en el que está jugando, pero por encima de eso es una carta de amor al mundo zombie por parte de Oropeza, que ha expandido este mundo al terreno de la novela y el cine.

Una historia de amor hacia los zombies y a sus fans.

Sobre El Autor

(Buenos Aires, 1986) Trabaja en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Dogo (2016, Del Nuevo Extremo), su primera novela, fue finalista del concurso Extremo Negro. En 2017, Editorial Revólver publicó Cruz, finalista del premio Dashiell Hammett a mejor novela negra que otorga la Semana Negra de Gijón. Sus últimos trabajos son El Cielo Que Nos Queda (2019) y Ámbar (2021)

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