UN GROTESCO IMPECABLE
Apenas un escenario móvil les basta a Damián Kepel y a los intérpretes de Del otro lado para urdir la trama de un impecable grotesco que, para genuino regocijo del espectador, respeta las reglas del género hasta el paroxismo, a punto tal que todo concluye a la manera de un paródico final shakespereano del que no hace falta adelantar o anticipar nada pues vale la pena verlo.
La trama se inicia de la manera más banal que imaginar se pudiera: dos amigos (el uno conflictuado; el otro, ligeramente cínico, pero no exento de complicaciones) beben cerveza en la barra de un bar mientras intercambian proyectos, ironías y preocupaciones. El actor que funge de camarero gira el escenario y frente al espectador se hace visible “el otro lado”: la cocina del bar donde un joven y una mujer preparan los tragos, los entremeses y lavan la vajilla. Sobre tal alternancia se sostiene la obra: dos lados aparentemente irreconciliables, separados por una suma de diferencias (sociales, culturales, ideológicas…), pero que, en un preciso momento, encuentran un punto (dramático) de convergencia a partir del cual la obra deja de ser una comedia ingeniosa para convertirse en un grotesco tan dramático como brillante.
Del otro lado comporta en su lenguaje, estructura y situaciones dramáticas todas las marcas del grotesco: el asombro, el absurdo, el lenguaje dosificadamente coloquial y, por sobre todo, la desmesura, el exceso: rasgo fundante que no puede ser más que calurosamente bienvenido en una época tan políticamente correcta, dietética y prolija.
Acaso lo más complejo de lograr en el grotesco –como, por otra parte, en cualquier género- sea el tono adecuado, el delicado equilibrio dentro del cual el descomedimiento no termine de caer en la inverosimilitud del ridículo. Tal peligro está holgadamente salvado por la dramaturgia de Kepel, por un lado, y por la interpretación de los actores por otro: no hay un solo pasaje en el que se pueda censurar una salida de tono.
En medio de un paisaje que en muchos momentos se asemeja a un páramo, Del otro lado se alza como una afortunada excepción que vale la pena ver por el placer que siempre proporciona una excelente pieza teatral.
DEL OTRO LADO -¿qué se cocina mientras se cocina?-
Dramaturgia y dirección: Damián Kepel
Intérpretes: Teresita Rellihan, Matías Hynes, Diego Leske, Tomás Raimundi, Florencia Sacchi y Augusto Álvarez
Teatro El Tinglado – Mario Bravo 948
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