La identidad: el mundo que persiste
En la novela Los mundos que perdimos de Juan Aiub, editado por EME en el año 2021, se problematiza la cuestión de la identidad. ¿Qué sucede cuando nos encontramos ante personajes que persiguen insistentemente el deseo de saber quiénes son y que son capaces de todo tipo de acción para encontrar esa respuesta? Así conocemos a Manuel y a Victoria que están dispuestos a revelar esta pregunta.
En la búsqueda por conocer la historia de su padre, Manuel recorre pistas y fantasmas en un mundo que muestra la crueldad de las ausencias. Ante lo inevitable, debe pasar por la muerte de él pero sabe que tiene otro padre, el biológico, y el recorrido por saber quién es lo llevará a indagar en el lado oculto de su propia historia. Su lucha interna le exige una entrega total y, al mismo tiempo, debe contemplar la bondad de sus padres no biológicos.
“El anhelado día que lo cambiaría todo se había convertido, de repente, en una confusión monstruosa y Manuel, demasiado distraído en sus ilusiones, no lo vio venir. Una palanca mecánica de cambio de vías había sido accionada en algún lugar, modificando una línea que parecía preestablecida. Él fue elaborando durante muchos meses la posibilidad de haber sido un bebé robado”.
En Los mundos que perdimos, su primera novela, Aiub desarrolla una prosa impecable . El uso de las palabras es medido, preciso y efectivo para poner en relieve un tema de gran actualidad que es el derecho a la identidad principalmente en el contexto de los hijos nacidos durante la última dictadura militar.
La construcción de los personajes y del mundo narrativo muestra la habilidad literaria del autor para el tratamiento de temas que nos interpelan como la búsqueda de la identidad, el desamparo y el enfrentamiento a la pérdida.
“¿Cómo que no fue una adopción legal? ¡Porque no se podía, Manu! No sabés lo que tarda eso y lo complicado que es. ¿Qué mejor familia que la tuya para adoptarte? No pongas eso en duda, che. Hubo que acomodar algunos documentos y yo le di una mano. Para la mayoría de la gente fue una adopción legal. (…) En los papeles fue un parto domiciliario. Eso lo arreglamos con tres testigos, yo y dos más. No, ni los busques, eran dos tipos que le debían favores a tu viejo. (…) ¿Qué me estás preguntando? ¿De qué negocios me hablás? No entiendo qué querés saber. No te lo voy a permitir. No escondo nada, Manuel. Me parece que la muerte de Vicente y este asunto te tienen a mal traer. Mejor calmate y otro día hablamos”.
Manuel y Victoria, los protagonistas, están desencantados y deambulan por la ciudad como los personajes de Cambaceres en Sin rumbo en un ritmo hipnótico y circular que no deja por fuera ningún detalle, ninguna seña, ninguna incertidumbre.
Los mundos que perdimos es una novela que nos invita a hacer un recorrido sobre una parte de nuestra propia historia y pensar críticamente sobre los mundos ocultos, robados o restituidos.
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