Once cuentos configuran el debut editorial de la autora, que con buena prosa y amplios conocimientos de variadas disciplinas que cimentan sólidamente la base de lo que narra, conoce muy bien cómo atrapar la atención del lector.

Por lo habitual, al abrir las páginas del primer libro de un autor, tendemos a suponer de antemano que, en los mejores casos, daremos con los gérmenes primarios de algo que, posteriormente, se desarrollará de modo positivo y ascendente, hasta que el creador alcance la plenitud esperada, la madurez discursiva que, tanto desde el punto de vista de lo formal como de los contenidos, nos ratifique que aquella lectura primeriza que realizamos era acertadamente anticipatoria. Claro, como se trataba de un escritor promisorio, seguimos su desarrollo a través de los siguientes títulos editados. En esa empresa puede suceder una de dos cosas: que esa escritura que llamó nuestra atención mejore o empeore.

Rara, muy rara vez, damos con un escritor que desde el primer libro impacta por su madurez estilística, su capacidad para delinear personajes y situaciones, crear climas de peso específico, casi al alcance de lo táctil, capaz de arrancarnos del sillón y arrojarnos dentro de la diégesis que expone; vamos, que posea “la buena tinta”, esa suficiente como para que nos sintamos dentro del libro y no fuera de él, participando de las peripecias de los caracteres que ha pergeñado, aspirando el mismo aire que ellos respiran. Lo que el viejo Sigmund Freud (1856-1939) llamaba “la ligera narcosis que nos produce el arte” (1), a la que todos los lectores somos francamente adictos, verdaderos junkies de la buena literatura y fieles clientes de quienes nos la proveen.

Tales son las dotes que exhibe Fabiana Galcerán en esta, su primera obra publicada, La versatilidad de las cosas (2), bajo el novísimo sello Ediciones Diotima, que a menos de un año de salir al difícil ruedo local, ya va constituyendo un fondo editorial de marcado interés.

Sucede que en su colección de once cuentos Galcerán se las arregla para introducirnos de cabeza en variadas situaciones, siempre verosímiles gracias a su buena pluma y signadas por el modo en que los protagonistas salen relativamente airosos de las peripecias que les toca atravesar y no pocas veces, definitivamente sufrir en buena forma. Para el caso ilustrativo, el primer cuento que abre el volumen, titulado “Crónica de un joven entomólogo” (págs. 11 a 23), narra cómo el obstinado discípulo de un viejo profesor de ciencias -erudito este último ya fallecido sin haber concretado su ambición más cara, el hallazgo de una “araña voladora” de la que dieron noticia nativos de las selvas de Borneo- se propone él sí dar con el misterioso bicho. Para ello, el intrépido joven se interna en esas junglas del centro de Insulindia.

Sentimos en carne propia cada fase del periplo del novato científico, sus penalidades, ilusiones, desconfianzas y desconciertos, y llama mucho la atención que Fabiana Galcerán no apela para sus precisas descripciones de los pintoresquismos a lo Salgari, sino que con una naturalidad sorprendente y convincente nos hace pisar ciénagas, apartar tupidos ramajes cargados de vaya uno a saber qué alimañas, dar con una inquietante tribu de dayaks -sí, esos mismos, los empedernidos cazadores de cabezas- donde el jovenzuelo y nosotros con él, fumaremos de una sospechosa pipa que nos convidará un chamán con los carrillos atravesados por palillos afilados… Un sinnúmero de situaciones, ya en este primer segmento de la colección, donde otro escritor menos experimentado la hubiese pifiado por lo excesivamente exóticos que nos resultarían por partes iguales la trama y su desarrollo. ¿Cómo creerle a la autora porteña eso de la araña voladora, los dayaks, Borneo, todo lo que le pasa al joven entomólogo después? ¿Cómo procurarnos la ansiada narcosis que le estamos exigiendo desde su primer libro?

Pues bien, mínimamente quedan claras dos cosas: que la novel autora sabe muy bien cómo narrar, manteniendo siempre entre sus manos firmemente apretadas las riendas de lo que dice, para que no se desbarranque la pluma hacia los excesos imaginativos o la rancia y simplona descripción de lo que meramente sucede y que, por otra parte, ha estudiado, investigado y trabajado, previamente a darle ímpetu a las teclas.

Ella, en cada caso, conoce muy bien de qué está hablando y viene con mucha documentación detrás, amén de saber acertadamente cómo elaborarla para metamorfosearla en literatura. A lo largo de los 11 cuentos esos conocimientos específicos y la capacidad para explotar marcados perfiles de los personajes principales, secundarios y terciarios para hacerlos confluir en una apretada urdimbre que no deja escapar ningún hilo, resulta algo notorio y habla bien a las claras de todo el trabajo investigativo y literario que anda detrás de cada página. Elegí adrede explayarme sobre “Crónica de un joven entomólogo” porque es el cuento inicial de la serie y donde de entrada surgen las mencionadas dotes de la autora. Capacidades que a lo largo de 150 páginas tienen su réplica, siempre efectiva, cuando apela a enredos que tienen que ver con situaciones tan diferentes del trayecto por Borneo como, veamos, el tortuoso mundo del arte y sus crímenes posibles. Así lo demuestra en “Ochoa”: un pintor fracasado que deviene marchand y para su desazón termina relacionándose con un artista plástico genuino, amén de drogadicto y cumbiero (me muerdo los dedos para no seguir delatando cuanto sucede en este asunto). Asimismo en “La machi”, donde un empleado bancario espera con fastidio en alguna parte de este mundo el tren que lo llevará “de vuelta a la civilización” (sic), sin imaginarse que el encuentro ¿casual? con un lugareño, quien acude cada tarde a la estación a mirar los remolinos de polvo que levanta el viento, le deparará la estremecedora confirmación de que la magia existe y las brujas camperas son sus autorizadas administradoras.

La casi docena de narraciones de diferente extensión que agrupa La versatilidad de las cosas se encuentra dividida en cuatro secciones, determinadas por la afinidad temática, la sintaxis buscada y la batería de recursos estilísticos que emplea Galcerán, lo que crea un parentesco entre los cuentos que involucran, aunque se trata de familiares bien diferenciables los unos de los otros. Simultáneamente, la construcción brinda una estructura sólida al conjunto, prácticamente sin fisuras y antisísmica: el ritmo narrativo no se cae nunca.

En resumen: un hallazgo el de la escritura de Fabiana Galcerán, ya desde esta, su primera obra editada; una autora a la que habrá que seguir atentamente.

 

LA AUTORA

Fabiana Galcerán nació en Buenos Aires. Estudió idiomas y cursó Historia en el Metropolitan Museum of Art de New York. Es narradora y fotógrafa. Profesora de piano y solfeo egresada del Conservatorio Williams. Cursó la carrera de Escritura Narrativa en Casa de Letras. Concurrió a numerosos cursos y talleres literarios, entre ellos los de José María Brindisi, Ariel Bermanl, Pablo de Santis, Fernanda García Lao, Mónica Sifrim, Santiago Llach, Hugo Correa Luna, Mariano Ducrós, Marcelo Guerreri y Pedro Mairal. Intervino, además, en antologías de cuentos dentro de Argentina y en el exterior. Tiene dos hijos. Actualmente vive en Buenos Aires.

NOTAS

(1) En: Das Unbehagen in der Kultur (El malestar en la cultura), Freud, S. Internationaler Psychoanalytischer Verlag, Austria, 1930. La expresión completa es: “la ligera narcosis que nos produce el arte, solamente puede darnos un momentáneo refugio frente a las urgentes necesidades vitales, y no es lo suficientemente poderosa como para hacernos olvidar nuestra genuina penuria”.

(2) Ediciones Diotima, ISBN: 978-987-48832-3-0, Buenos Aires, 2022, 150 pp.

Sobre El Autor

Luis Benítez nació en Buenos Aires, Argentina, el 10 de noviembre de 1956. Sus 42 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. Último título publicado: Una gran guerra habita las cosas. Lo mejor de Luis Benítez (antología poética, selección y prólogo de Gabriela Guerra Rey, maestrante en Letras Latinoamericanas por la Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM-, Editorial Aquitania Siglo XXI, Ciudad de México, México, 2022).

Artículos Relacionados

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.